viernes, 20 de enero de 2012

Sombras

Estoy en la escalera, sentado sobre un cartón que encontré tirado hace mucho tiempo. Hace frío, mucho frío. De poco me sirve llevar este abrigo prestado y estos guantes llenos de agujeros. Todavía recuerdo la voz dulce y cálida de mi madre que me abrigaba antes de ir al colegio. Parece que aquello fue uno de esos sueños fruto del vino. El viento sopla y no hay donde resguardarse. Los pelos de la barba se me clavan como agujas en la cara. Desearía arrancármelos, tirar con  fuerza y librarme de ellos.

Empieza a salir gente de la estación y a pasar junto a mí. Ya está anocheciendo, hace poco han encendido las farolas. Bajo su luz rojiza, rostros cansados, con prisa. Fruncen el ceño y caminan rápido. Acerco la mano mientras suben las escaleras. Levanto los ojos. Les observo. Pero ellos no me ven. Empiezo a hablarles pero mis lamentos chocan contra figuras de piedra. Quizás han oído demasiados. Tiendo la mano hacia una señora, cuarenta años, rubia, con gafas. Pero sigue sin verme. Soy como un fantasma, invisible, incorpóreo, impersonal. Podría caminar todo el día entre ellos y no percibirían mi existencia. No me ven. No me oyen.

Salen los últimos pasajeros. Es hora punta, todos regresan a casa, apretados, aplastados como en una lata. Cerrando el cortejo diario van los viejos y las madres con niños. Yo sigo sentado, hablando sin ser escuchado, viendo sin ser visto.

Un niño se para delante de mí. Sus ojos miran mis manos, sucias, oscuras y gruesas. Intenta leer el cartel que llevo atado al cuello. Guardo silencio. Le sonrío. Él tiene miedo. Pero poco a poco me devuelve la sonrisa. Su madre tira de él y el niño se aleja, de un salto.

Hace mucho frío en este escalón. Parecen hechos de hielo, a propósito para que la gente no se detenga y camine lo más rápido posible hacia un lugar más cálido. El cartón es lo único que me protege. Doy un trago pero no me siento mejor. El viento sopla. Sigo acurrucado, como una masa informe, una piedra que espera que el próximo tren traiga algo.


"Just a shadow in the wall"

2 comentarios:

  1. Es sobrecogedor la descripción que hace de la pobreza que hay en Madrid. Hace pocos minutos he visto bajo el puente d la Plaza de España personas preparándose para dormir bajo cartones. Es un escándalo para nuestra sociedad.

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  2. Muy buen relato en el que sabes ponerte en el punto de vista de ese otro invisible. Un relato que nos muestra la cruda realidad en estos tiempos duros.

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