jueves, 23 de junio de 2011

Carta a mi propio YO

La vida. Se ha dicho tantísimo sobre ella. Se han escrito tantos ensayos, manuales, tratados...Poca aportación puedo hacer yo, inexperto e ingenuo, sin canas en el pelo (bueno, miento, alguna asoma). Por eso pido a los que busquen algo nuevo que desistan de leer estas líneas. Que no pierdan su tiempo, tan cotizado a día de hoy.

No escribo por cerar, ni por exhibir orgulloso mi trabajo, ni siquiera porque pueda escribir algo interesante o lo que haga pueda ayudar a alguien. No. Escribo para liberarme. Para plasmar sobre el papel la serpiente que me ahoga lentamente, me angustia, me atenaza. Escribo para deshacerme de las cadenas que hacen sangrar mis manos, que impiden a mis pies moverse.

La vida. ¿Y qué se puede decir de ella? Es alegría, sol y luz. Es aroma, sabor, tacto, voz y mirada cristalina. La vida es sonreír, la vida es verdad. El baile y la música son vida. El agua es vida. Los padres son/dan vida por/para sus hijos. Abuelos, nietos, amigos, compañeros y conocidos, y hasta el borde vecino del hurón, todos son vida. Todo es vida y en todo ella está. Pero vivir, sobre todo, es AMAR. Con las cuatro letras. Alto y claro.

Me mentiría a mí mismo, y al pobre que esté aguantando esta tralla, si no admitiera que la vida también puede ser amarga. No siempre es dulce. Nadie dijo que lo fuera. Puede ser dolorosa y mucho. Nos puede faltar el aire, y la vida parece ahogarnos. No todo es felicidad y canciones alegres. También hay lágrimas, tristezas y canciones deprimentes. Es así. Las penas de unos serán superficiales y pasajeras, las de otros profundas y sangrantes. Forman parte de esta historia.

Por ello hay que tener valor, hay que "echarle huevos" a la vida. No se puede vivir a medio gas. El valor, el genuino, no se encuentra en la boca de un león, ni en la montaña rusa más alta del mundo. Que nadie lo busque ahí. El de verdad se encuentra dentro de nosotros. Es la voluntad de luchar hasta el final y no huir, el anhelo de superar los obstáculos, de seguir caminando. Valiente es el que confiesa su pesar a un amigo, admitiendo su vulnerabilidad, su debilidad en un mundo en el que comes o te comen. Valor es atreverse a AMAR, entregándose sin reservas, cerrando los ojos y dando un paso hacia lo desconocido.

Y sin valor no hay nada, ni tan siquiera vida. No hay esperanza, ni fe, ni futuro posible. Todo se reduce a idas y venidas, vueltas sin sentido, angustias y amarguras que nos lastras y asfixian, sonrisas postizas. Sin valor uno mira la vida desde la barrera, se hace viejo y se agrieta, languideciendo como la planta que no tiene agua.

No pretendo dar lecciones de vida a nadie. Me cuesta dármelas a mí mismo. Tampoco quiero que nadie reflexione. No busco ningún fin.

Sólo escribo para liberarme y, en cierto modo, ya lo he conseguido.

2 comentarios:

  1. El amor como valor primordial del ser humano...bravo, en serio, bravo..
    Como cuesta escuchar algo así en éstos días, o (mejor dicho) como cuesta prender la tv y escuchar eso en aquella vorágine de "quien es mas fuerte" y debe y haber...
    Evidentemente la esperanza a la que me aferro tiene sustento, día a día me encuentro con gente que se anima a dar ese cambio de perspectiva y abrirse paso en ésta vida que es, pura y necesariamente, decisión. Decisión de cambiar, decisión de no-más-de-lo-que-me-quieren-enchufar. Decisión de vida, como posibilidad infinita de ser...
    Muy buen post, amigo, y mil gracias por llegar en el momento justo...

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  2. Mil de nadas, es un placer compartir pensamientos y que lo que una vez me sirvió a mí le sea de utilidad también a otros. Un saludo

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