miércoles, 18 de mayo de 2011

La semilla de algo nuevo

Soy un ser humano. Soy un ciudadano. Soy un estudiante. Soy un becario. Soy un creyente.

El pasado 15 de mayo, una mezcla de curiosidad, aburrimiento y hartazgo me sacaron de casa, me hicieron ir a Cibeles. No tenía muy claro qué buscaba ni qué esperaba encontrar. Lo que allí ví me creo un sabor agridulce. Por un lado, había mucha gente corriente, curiosa como yo, que se había levantado del sofá harta, indignada. Había parados, jóvenes sin futuro, sin trabajo, familias, niños, abuelos. Había de todo. Por otro lado, había gente de ideas fijas, enarbolando banderas de países inexistentes, de partidos olvidados e ídolos muertos. Estos últimos gritaban, se dejaban la voz, contra mi fe, contra lo más íntimo de mi ser, contra mí. No era una situación agradable y no tarde en marcharme, cabizbajo, decepcionado. Tantas buenas ideas, tantos cambios e ilusiones pisoteados por esos pocos. Lástima de que aquel día me pudiera el desánimo.

Hoy estuve en la Puerta del Sol. Y de repente todo cambió. Es como si algo, un pequeño engranaje dentro de mí, se hubiera movido. Nunca, jamás, en toda mi vida, habían visto mis ojos algo como aquello. Nunca mis oídos escucharon voces como esas. Reunida, en torno a varios círculos, bajo algunas carpas armadas improvisadamente había gente, mucha gente. Muchos seres humanos. Muchos ciudadanos. Muchos estudiantes, becarios, y también creyentes. De todos los colores, de todos los credos. Hablaban jóvenes con viejos, de cambios, de sueños, de realidad y de libertad. Había corros pequeños y otros más grandes en los que la gente se pasaba el micrófono, comentando, opinando. Me recordaba al ágora de Atenas, donde los antiguos griegos conversaban, de política, economía, comercio. La Atenas clásica había revivido en España, en el mismo corazón de mí país.

Ahora soy realmente consciente de lo que esto es. Ahora me doy cuenta de que sí, de que siempre va a haber extremistas y gente que me insulte por lo que soy o lo que creo. Pero eso no me va a detener. Esto es algo más grande, que supera cualquier prejuicio, cualquier odio. Hay que concretar objetivos. Puede que todo acabe en nada. Que no haya servido de nada. Que la policía llegue en una hora y eche a todo el mundo. Fin. Pero yo tendré la conciencia tranquila. Tendré en la mente, la imagen de los debates en la calle, de los abuelos pensionistas hablando con los jóvenes barbudos. Y es que esto es el principio de algo. Es la semilla de algo nuevo. De un mundo en el que las personas sean algo más que su voto o su número de DNI. Es el principio de un mundo humano. De nosotros, y de nadie más, depende conseguirlo.

http://www.youtube.com/watch?v=s-qiF1jLZJ8&fe

Hoy es el tiempo que puede ser mañana.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado Angel, tienes razón, esperemos y deseemos con fuerza que algo se mueva, que nazca una semilla y que germine. Lo necesitamos, abonémosla, entre todos. Besos, Goyi.

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  2. Dani González (Alba).

    Me ha gustado mucho Ángel, acabo de descubrir tu blog al entrar en el hotmail y ver el enlace...
    Me siento muy identificado con lo que dices, yo he tenido esas inquietudes desde que todo este movimiento se empezó a mover. La verdad es que me enteré el mismo domingo 15 por la tarde y ya no me dio tiempo a ir a Salamanca.
    Yo también he tenido miedo de que hubiera extremistas, y los habría, me he leído algún manifiesto y parece integrador.
    Qué pena que nos haya pillado en época de preparación de exámenes, porque si no la cantidad de jóvenes podía haber sido mayor.
    Espero que esto culmine en algo bueno, que se respeten todas las voces y por fin hagamos algo unidos para tener una mejor democracia, más transparente, más justa, más eficiente y más redistributiva. Hay que dar más importancia a los valores.
    A seguir filosofando, un abrazo,
    Dani

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